El que no se arriesga no cruza el río
Quién dijo que esto iba a ser “fácil y tranquilo”, yo digo: mejor así, o acaso es demasiada la dificultad para ti. A mí en lo personal, me gustan las cosas difíciles de conseguir, es mayor el reto y mayor aún la satisfacción por el objetivo logrado. Si bien sostengo que este camino que hemos elegido (la Pedagogía Matemática) no es para nada fácil, no es menos cierto que la dificultad y complicaciones que implicará en un futuro, espero cercano, ser docente se las va creando y propiciando cada uno. Según mi parecer y poca, pero creo importante, experiencia todo depende de la paciencia, perseverancia, esfuerzo, preparación y en definitiva del amor que cada cual le entrega y le tiene a esto, la pedagogía matemática.
Sin duda que lo expuesto anteriormente debe germinar en nuestra enseñanza superior… sí ahora y quizás aún no sea demasiado tarde, ojala no lo sea para ti. Lo importante es no desperdiciar este valioso tiempo que tenemos.
Pues bien, algo íntimamente relacionado con lo expuesto en mis anteriores líneas es una inquietud que me surgió al detenerme a analizar lo más importante que me pudo entregar (y de hecho me dejo bastante más de lo que realmente esperaba) el último taller realizado en clase de Didáctica de la Estadística “Taller N° 2: Análisis de problemas sobre Estadística y Probabilidad”, destaco de sobremanera lo consciente que me dejo de mi rol de futuro docente. Encuentro muy básico, pero importante a la vez, el hecho de familiarizarse, aunque sea de una manera algo fría, a parte de la problemática que enfrentaran nuestros futuros estudiantes y evidentemente también nosotros. Si bien es cierto que por algo se debe comenzar (esto ya es un avance, uno de los primeros en nuestra vida universitario y por lo cual no me enorgullezco, y creo fundamental que ese conocimiento tan abstracto, rebuscado y lejano del común de la gente deje de ser lo primordial y aterricemos a algo más práctico, real y concreto para el estudiante) y vamos por el camino correcto, es necesario no interrumpir dicho camino. El taller antes mencionado fue apenas el comienzo de un largo camino; como diría un músico, esta es la primera nota musical de una larga canción que depende de nosotros interpretar a la perfección, nota por nota.
Estimados lectores, la puerta esta entreabierta, es hora que nos atrevamos a abrirla e ingresar y no retroceder más.
Abrir la puerta no significa seguir y seguir adquiriendo conocimientos por adquirirlos, sino ir un poco más allá. Este taller me motiva a seguir adentrándome en la temática y en la cabeza de mis futuros estudiantes, buscar cosas motivantes y que toquen la piel del mismo. Ahora depende de cada uno seguir su vocación y aventurarse en un camino autodidacta de aprender a enseñar y como enseñar.
Como planteo, el primer paso es “agarrarle el gustito” a esto e involucrarse más y más con lo que tendrá que vivir el estudiante, mas después de aquello creo que un paso siguiente seria la vivencia, la experiencia, el sentirse profesor, la practica pedagógica y constante desde luego, algo que sin duda nos falta y mucho. Como señala Jesús Aguirre Cárdenas “El sistema de enseñanza superior ha vivido en un error constante creyendo que sus profesores, tal vez por su instinto educativo, no necesitan ninguna preparación pedagógica, pocos se preocupan por la transmisión de las experiencias en la enseñanza y los tienen vocación trabajan intensamente para tener una autoformación con base en la práctica” (http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/132/13206808.pdf). Ahora esta preparación a la que se refiere debería ser más constante, pues al fin y al cabo en gran parte de ello depende nuestra futura labor, y cometemos un error al no darle la importancia que merece, pues como dice Jesús Aguirre Cárdenas “para el profesor que se inicia, la preparación del contenido de la enseñanza es su máxima inquietud” (http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/132/13206808.pdf), siendo esto importante, pero no lo primordial.
En tus manos lo dejo, espero no equivocarme…
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